Crónica del día D


Y el día llegó...

Después de una tarde dedicada a los estudios de 4º de primaria, llegaron las seis y media de la tarde y los nervios.

Salí tarde de casa y acabé cogiendo un taxi. ¡Uff, menos mal! Llego la primera. En diez minutos aparecen Yolanda, Laura, Nuria y Jose. Por suerte, Yolanda ha podido salir del ascensor en el que se ha quedado encerrada. En nada, aparecen Rosa y Pepi con su gran sonrisa. Después, unos desconocidos entran y se sientan. La tarde empieza a alegrarse. Poco a poco llega el resto: Nekane, Ana, Ana, Gontzal, una pareja no conocida. Unos minutos después Ana y Pilar,... y Andrés y Concha. Y alguna otra persona.

La gente se va sentado bajo la palmera. Gontzal se hace cargo de la cámara de fotos. Diez minutos de cortesía y empezamos. Carlos empieza a hablar y yo escucho con las manos unidas. Acaba demasiado pronto. Me toca a mí. Empiezo dando las gracias y pidiendo perdón. Me doy cuenta que miro demasiado al papel y poco a los asistentes. Intento corregirlo. Me veo gesticulando demasiado. Digo un par de tonterías y la gente se ríe. Intento contar lo que cada relato me sugiere, difícil sin dar demasiadas pistas.

Acabo hablando de Adela. Leo los tres primeros párrafos y... todo se acaba. No sé si ha llegado a media hora, creo que no. Demasiado corto. Otra vez será.

Aparecen los libros, saco el bolígrafo y empiezo a firmar. Una sensación extraña se apodera de mí. Me gustaría darle las gracias con cada palabra. Me emociono con sus sonrisas.

Después llegan los vinos, los corrillos y los abrazos. Y se acaba uno de los mejores días de mi vida.

Lo mejor del día, ¡vosotros!